viernes, 7 de septiembre de 2007

Viernes

Otra vez viernes, y la casa crece. Las paredes se ensanchan y la gente entra, como si fuera de ellos, como si el deber fuese atenderlos... y es verdad.
Pocos saludan, otros menos recuerdan que ahí hay personas, y los mas pasan de largo buscando un lugar donde ocultar su vergüenza, de salir con la novia y no con la esposa, de que la novia pague aunque el "caballero" invite, de terminar mal embriagados haciéndo escándalo a personas que no tienen por qué soportarlos, pero sin embargo hay que hacerlo, el cliente siempre tiene la razón.
Aunque vomite adentro y fuera del baño, aunque se quiera hacer el pillo y no pagar, gente...hay cosas que el dinero no paga.
La casa se agranda y la familia se vuelve extraña, olvidamos los por favor y los buenos tratos. Abundan las malas caras y las discusiones, y cómo no, si se le debe servir a un minimundo de gente en su mayoría desconsiderada que apenas tiene un poco de dinero se sienten en el derecho de pagar por la humillación del otro.
No todo es tan terrible tampoco, aún hay gente amigable que se limpia los pies antes de ensuciar el piso recién encerado, que acompaña cada atención con un gracias y que puedes ver salir con una sonrisa y amigable despedida. A esa gente es la que me gustaría invitar, a que pase y se divierta más seguido porque siempre serán bien atendidos, la cortesía se paga con respeto.
La casa creció, esperemos que sea para mejor.

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