domingo, 16 de diciembre de 2007

Mentirosa, mentirosa

Finjamos que ya es 16 de diciembre, estamos a casi una semana de navidad y como a dos de que se acabe el año. Con ello sumaría dos semestres de carrera (Deresho en la Shile y la boca te queda donde mismo porque harto que sufro con la weá, mínimo que pueda decirlo orgullosa de vez en cuando con aquel tono de a mi me gusta el masoquismo), menos libros leídos que cualquier año desde que aprendí a leer, pero tengo un cerro de fotocopias (con palabras, claro) que sí leí.

Siguiendo con la farsa, supongamos que hace un año ya que salí del colegio, un año ya con tatuaje de macho rudo en la espalda y ningún proyecto a medio terminar hasta lo que sería supuestamente ahora. Finjamos que las crisis vocacionales son incontables, que mi colon no resiste ni una taza de café y que he llorado menos pero he estado peor.

Y suponiendo que llegaron personas increíbles este último año (
no tienen menos mérito las de antes, al contrario), uno apareció a última hora (fue en octubre...) un shiquillo excelente que con su dulzura me saca sonrisas aún cuando sea el peor día, me anima a no tirar la esponja ya en las finales, me compra ñoquis cuando me da lata ver a mi tía y que con solo verme sabe que algo pasa.

Finjamos que dentro de aquel grupo de personas también están un par de señoritas con las que somos iguales pero distintas entre sí, ambas tienen una sensibilidad impresionante que va para diferentes rumbos, entienden el dolor de ver un pajarito caído del árbol y la alegría de ver aquellos hermosos detalles que se encuentran en cualquier parte. La farsa también tiene un amigui, que pucha que es inquieto y pucha que me hace reir, pero aquella simple descripción sería injusta, es capaz de ser la persona más seria cuando puede y escuchar, simplemente escuchar, o acompañarte una ventana en que ambos no quieran entrar a clases. También hay un grupo, llámese PIÑO, que pueden encontrar echados en el patio de la facultad, en la escalera de cemento con los que se hace más ameno pasar mañanas, tardes y noshes 1313...de estudio, claro.

Hagamos como que el año se acaba y el tema de restaurant, hotel y otras tantas cosas ya me tienen chata, que no me interesa saber de los problemas que tienen con la lavadora ni lo que pasó con la freidora de papas, que el micromundo de mi pieza de amplió a lo que parece ser un universo paralelo del resto del estrecho departamento, incluso a veces invito a mi familia a comer en mi "casa". Que mi hermana ya pasará a 8º básico y que yo voy ya para los 19, aún no he escrito ni un libro y creo que ni un miserable escrito ha sido bien hecho este año. Finjo que cono está igual de naranja y que hago recuentos, porque me da miedo admitir que de verdad los hago y que ya pasó un año.

Marea mirar para atrás y ver que aunque no se sintió tanto, recorrimos bastante.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

La manera más imbécil de herirse

Hoy...con mis bellas uñitas algo largas...pasé a llevar mi rodilla y me la hice mierda.
Y oooooh, duele.

Ese fue mi comentario idiota.

Estado de la pierna: sangrando.
Estado de las uñas: ya salió la piel que quedó en ellas.

A propósito de un programa en la tele

Cámbiame la cara, quiero tu nariz respingada para alcanzar el sol.

No tengo el descaro de mirarte a los ojos, envidiando tus estrellitas en las mejillas, deseando tener tus labios pegados a mi, sabiendo que sabes lo que siento al oír tu respiración.

Cámbiame la cara , estaré siempre contigo y seré parte de ti.

Y cada mañana cuando me despierte desanimada y con la almohada marcada, me miraré al espejo y veré tu rostro sonriéndome como siempre haces, como cuando conviertes mi pena en alegria, mis lágrimas en besos, mis locuras en aventuras y mis letras en canciones.


martes, 4 de diciembre de 2007

La Crisis

En la mañana iba a escribir algo súper bonito porque andaba así como con el corazoncito lleno de letras e inspirado para hilar oraciones ... pero no lo hice porque vi mi nota de historia y zhum! la nube negra apareció.

Lo primero que pensé... carrera de mierda. Hay que ser muy fome para ser abogado.

No pude escribir, ni siquiera sonreír... intenté distraerme con música o ver alguna película, eso no ayudó. Elegí ver "La Sociedad de los Poetas Muertos".

Recordé cuando hace mas o menos un año fui a dar la PSU, no me tenía mucha fe. Fui a dar la prueba esperando buenos resultados en historia en especial, pero había dejado el Preu a mitad de año y a pesar de que parecía estar convencida de lo que estudiaría, debo confesar que nunca me he visto en 5 años más, menos iba a verme estudiando.

Recibí feliz los resultados, alcanzaba a postular para más de lo que había esperado y me tentó estudiar Derecho. Se veía bonito, útil, rentable y prestigioso. Tampoco entraba en un número tan alto en el ranking, lamenté haber desperdiciado el preu pero ya estaba adentro...asi que feliz.

No sabía con lo que me encontraría, no entendía nada. En mi familia con suerte una tía es profesora y el resto solo ha terminado el colegio, por eso todos se emocionaron cuando supieron que la maquita iba a la universidad. Si, la niña llorona que gateaba bajo las bancas de la Iglesia y que se sentaba en el living con la pelela...la misma ahora tenía 18 años, manejaba y estudiaba Derecho.

Wow, qué emoción. Ahora saco cuentas para pasar Historia del Derecho y lo mismo con Civil. No se acaba el mundo, claro...pero es inevitable cuestionarse si esto es para mí.

Hace tiempo que no escribo. Ni leo por placer. Todos los días me cuestiono lo que hago, he perdido la confianza en mí misma, ando siempre cansada e intentando convencerme de aquel optimismo que en el fondo se que no es de verdad.

Lo único que hace que estudiar esto no sea el mayor error es la gente que he conocido. De eso creo que no me arrepentiré nunca y es en estos momentos de dudas lo que más me anima.

Pero bueno, a terminar nomás. Arrepentirse no es opción. No tendré corazón de abogado, pero la mente si se la puede...esperemos.

(Igual me gustó bioética y algunas cosas de derecho civil)

sábado, 1 de diciembre de 2007


Pienso que cada vez que escribimos, dejamos un poquito de nosotros. Cuando es algo sin importancia, dejamos nuestra marca en la forma como lo escribimos o en las típicas palabras que usamos...pero cuando se escribe con el corazón, la persona misma es puesta en tinta y expone parte de sí para que los demás conozcan aquella parte, aún cuando esa intención sea muy bien disimulada. Puede que intencionalmente no queramos decir mucho de nosotros a los demás, pero cuando se escribe siempre está el riesgo...de hablar sobre lo que se ha vivido, de lo que se sueña o se espera.

Pero qué pasa cuando creías ser invisible entre las letras y alguien te descubre.


Todo lo que tanto tiempo habías sabido disimular se derrumba y vuelves a sentir lo que alguna vez sentiste cuando lo que estabas escribiendo era tinta fresca. Y duele como antes, porque siempre estuvo ahí en forma de vocales y consonantes, pero esta vez se cura con algo mas efectivo que el olvido...se sana con comprensión (y amor).