no-casa en no-árbol

...extraido de una libreta...

Lo que pasó fue que los niños nos atacaron, entraron por la ventana y zas! ninguna lo esperaba.
Habíamos dejado todo tal cual, unas cuantas tablas para la no-casa en el no-árbol que pensabamos construir inspiradas en un libro de matemáticas, las clásicas muñecas barbies y kimberlis sentadas en las repisas, bandejas con dulces y galletas, y la pequeña radio a pila que nos incitaba a personificar a la cantante de moda, esforzándose cada una por hacer su mejor coreografía. Digo que habíamos dejado todo tal cual porque, como todos los días de la semana, a las 5.30 de la tarde nos mandaban a comprar el pan. Cada una iba a buscar el dinero a su casa y nos juntabamos en la mitad del pasaje para hablar de películas, muñecas, dulces y como nos habian consentido nuestros papas ultimamente. 5.30 todas las tardes, era lógico que ellos lo notarían. Ese día entraron por la ventana a las 5.35. Masacraron a barbie y a kimberly, de ellas solo quedaba una que otra extremidad tirada entre las tablas, robaron nuestras galletas, enredaron la cinta del casette y pisotearon las telas que daban ambiente de no-casa en el no-árbol. Se revolcaron en el barro, pisotearon las flores y con ello todo lo que nos quedaba de niñas.
Pasado aquel evento las cosas cambiaron.
Ninguna se atrevía a llegar con Barbies y Kimberlis, en parte porque temiamos que las rompieran, en parte porque nos avergonzaba que los niños supieran que jugabamos con muñequitas, en vez de eso llegabamos con mas galletitas y dulces, esperando que los niños volvieran a saquearnos. Las tablas fueron reemplazadas por las pinturas de nuestras mamás, las telas por lindos vestidos de colores llamativos, los bailes excéntricos pasaron a ser coreografías aprendidas en algún programa de la tele y poco a poco la no-casa del no-árbol se fue destruyendo.
Ese día que los niños nos atacaron, nosotras sin darnos cuenta empezamos a desarmar nuestra casa.