- Gino...simplemente Gino.
- La cara de Gino.
- Restaurant.
- Hotel.
- Los cuentos turbios de lo que pasa en los negocios.
- Negocio familiar, donde trabaja La Familia.
- Los beneficios a la hora de tener contactos, es especial a la hora de salir a comer
- El ringtone de mi celular.
- Los empleados peruanos le dicen "Don" a Gino.
- Mis parientes consisten en una cantidad incontable de tios, primos y sobrinos que dudo que conozca alguna vez.
martes, 27 de mayo de 2008
¿Por qué mi familia parece sacada de una película de mafiosos?
miércoles, 21 de mayo de 2008
martes, 20 de mayo de 2008
Miradas
Hoy el Enrique estaba algo preocupado, a cada rato me preguntaba si yo le quería decir algo. No entendía por qué insistía tanto, pero me contagió la preocupación porque el shiquillo es tan sensible que siempre descubre cuales son mis ánimos.
En el metro no me canso de mirarlo, en la calle, en mi pieza, comiendo, roncando, siempre me gusta ver su cara, esos ojitos honestos que brillan cada vez que me mira. Fue por eso que cuando la millonésima vez que me preguntó si le quería decir algo, le pregunte si era porque lo miraba demasiado.
La primera vez que salimos el no paraba de mirarme, con esa cara de emoticon que siempre me alegra. Estaba nervioso y yo confiada. Estaba callado y yo hablaba. Estaba desconcertado y yo más segura que nunca. El no podía creer que yo estuviera saliendo con él, y yo con certeza sabía que me terminaría enamorando de él.
Descubrí que si tenía algo que decirle, ni aunque yo misma lo supiera: Te amo.
En el metro no me canso de mirarlo, en la calle, en mi pieza, comiendo, roncando, siempre me gusta ver su cara, esos ojitos honestos que brillan cada vez que me mira. Fue por eso que cuando la millonésima vez que me preguntó si le quería decir algo, le pregunte si era porque lo miraba demasiado.
La primera vez que salimos el no paraba de mirarme, con esa cara de emoticon que siempre me alegra. Estaba nervioso y yo confiada. Estaba callado y yo hablaba. Estaba desconcertado y yo más segura que nunca. El no podía creer que yo estuviera saliendo con él, y yo con certeza sabía que me terminaría enamorando de él.
Descubrí que si tenía algo que decirle, ni aunque yo misma lo supiera: Te amo.
martes, 13 de mayo de 2008
Atrás
La primera casa en que vivimos quedaba en la Florida cerca de Puente Alto (como hace 16 años, cuando el asaltante pertenecía al centro y en general los grupos de jóvenes eran sanos). Recuerdo la manta azul escocesa con la que me envolvían, la lámpara a la que le hablaba, bajar escaleras sentada porque hasta bien grande no controlo eso que llaman equilibrio. Recuerdo que compartía el yogurth con Lucas, el perro gigante que atemorizaba a los vecinos pero que aguantaba que yo lo tratara como león de circo. De chica era conflictiva, blanquita y vestida de muñeca pero con modales peores que modelo anorexica. A veces me cuidaban los vecinos, la señora de al frente que tenía un perro flaquito y chico llamado Kuky, sólo yo tenía el privilegio de pisar el pasto y la única forma de que no escupiera tanta comida era viendo a la hora de almuerzo la Sirenita. Cada una hora sonaba aquel reloj kukú.
Nos fuimos de esa casa así como nos hemos ido de todas, sólo volviendo para cosas extremadamente necesarias.
Pasaron hartos años y sólo el domingo me pregunté cuantas veces más habrá sonado el reloj kukú, cuando volvimos a la casa de la vecina y ella estaba cansada y enferma, cuando el cesto de Kuky ni ella estaban, cuando aquel pasto sigue estando intacto porque yo era la única que podía pisarlo, cuando pasan los años y todos cambiamos, menos el afecto.
lunes, 5 de mayo de 2008
Que alguien me pegue
viernes, 2 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)